lunes, 17 de noviembre de 2008

PENSANDO EN TI

“Me gusta maquillarme para provocar y provocarme” Son las palabras que el artista uso con respecto al tema de su aspecto. Julio Galán siempre disfruto de andar por las calles maquillado, ostentando un aspecto extravagante. Pero estos actos provocativos rebasan por mucho el simple ámbito de su vida cotidiana; también su trabajo artístico esta plagado de esta finísimo espíritu provocativo que caracteriza a su obra, misma que hoy, con motivo del aniversario póstumo del autor, se exhibe en el museo de San Ildefonso hasta el 23 de noviembre.
El fotógrafo Norte americano Joel Peter Witkin llego a la escena del arte mostrando al público la belleza de la composición y la perfección técnica de la fotografía empleando temáticas y materiales poco usuales, a saber: cadáveres, partes humanas mutiladas, enanas, gigantas, deformes, quemados etc. Generando en el ojo y la conciencia del espectador una mezcla que ponía e jaque toda orientación moral. Por el ojo desfilaba la armonía de los cuerpos, y así le recibía el espíritu, pero al poco tiempo, como después de un letargo, la conciencia distinguía la temática que ella misma parecía aceptar, generando en el fuero interno del espectador un sentimiento de repudio y fascinación que le comprometía con todo lo que hasta ese momento creía. Del mismo modo, el trabajo de Galán, con otros recursos y de una forma más amable, penetra al espectador por los ojos y pone en jaque la conciencia.
Pinturas como “Si puedes pero no debes” muestran con claridad la finesa con que el autor logra envolver a su espectador en la armonía visual, que no deja ver, a primera vista, la realidad de la escena: De lado derecho, un niño que anda a hurtadillas sin mas prenda que una mascara de zorro y una cola, se dirige sigilosamente a lo que parece ser el cuarto contiguo, donde otro niño descansa bajo sus sabanas con dos perros y un oso colocados a su alrededor. Esto es lo que se nota a primera vista: un niño y sus mascotas (o tal vez sus peluches)… Para la segunda inspección visual, los detalles omitidos anteriormente se dejan ver: de entre la flexión de la pierna con que el niño desnudo da el paso, se alcanzan notar sus genitales, un tanto exaltados por el artista (si consideramos que es un niño) y con respecto al cuarto contiguo, uno puede percatarse que la escena del niño con sus mascotas es mas cercana a una de zoofilia. Los personajes presentan barras negras que fungen como censuras en sus partes genitales y de la misma forma, el niño las presenta en sus ojos y tras de el, un afelpado oso le abrasa en un sentido dudoso. ¿Qué le da a la obra este toque provocativo? Que los tonos pastel de la paleta de Julio Galán y la forma en que representa los personajes, hace difícil creer que se les podía ver en dicha situación. Los perros, osos y niños, perecen ilustraciones de cuentos infantiles, y la atmosfera en que se desenvuelve la escena esta dotada de tranquilidad e inocencia. Si omitiéramos los datos que hacen de esta obra algo provocativo, perfectamente podríamos usarlo para ilustrar un cuento de hadas.
Otro elemento que nos ayuda a distinguir esta obra es la fascinación que el autor siente por Frida Kahlo. En la cabecera de la cama donde la escena del niño y los animales se realiza, es posible ver, entre dos almohadas, a Frida Kahlo, cargando una camilla donde un ensangrentado Julio Galán es trasladado.
Por un lado alago y por otro maldición, el trabajo de Julio Galán a llegado a ser comparado con la obra de Frida Kahlo, situación que juzgo como precipitada y poco fundada. Es indispensable hacer una sutil distinción. Menciona el Eclesiastés “no hay nada nuevo bajo el sol” y con los matices que da este sabio precepto de Salomón, puedo decir, con claridad, que el trabajo de Galán tiene influencia de Frida, pero de esto a poder realizar un análisis comparativo entre obra y obra, creo que hay un abismo insuperable. De hecho la obra de Galán no ha podido ser catalogada en ninguna corriente contemporánea.
Algunos le han querido suscribir a tendencias de índole nacionalista pero esto resulta muy limitado si consideramos que la obra de Julio Galán no queda absorbida en una constante temática de símbolos y sucesos patrios, por el contrario, su constante trato con corrientes y artistas de índole internacional, le brindo las herramientas para poder superar y ampliar las soluciones que el arte mexicano le brindaba. Artistas como Andy Warhol o Sigmar Polk le acompañaron en su desenvolvimiento en la escena artística Newyorkina, la cual decidió aceptar por consejo de Lowery Sims, curadora del Museo Metropolitano de Nueva York, quien al ver su obra, no tuvo duda alguna de su talento.
El uso de ex votos populares o escenas que muestran el folklore mexicano, son símbolos de su influencia cultural mexicana, pero también logra integrara a estos recursos, soluciones como el collage, el aerosol, las piedras y los brillantes, las texturas con telas en yeso y otras técnicas que recoge de su experiencia en el ámbito del arte haciendo de el un infatigable prófugo de los convencionalismo estereotipados.
Autores como Kierkegaard hicieron de su vida la fuente fundamental de su estudio, llevando sus obras a los límites de la emotividad; del mismo modo Julio Galán hace de su vida la veta temática mas fructuosa para su trabajo. En el caso de Kierkegaard es discutible la fortaleza que esto representa ya que, siendo la filosofía su rubro, habría que distinguir en que medida la emotividad ofusca la objetividad. Pero en el caso de Galán, considero que hace lo más elevado en el campo de lo artístico: hacer de la propia vida el tema de trabajo, volcando en la obra, de forma cruda y armoniosa, la propia personalidad del artista.
Así como la realidad, también el arte, en sus distintos aspectos, tiene una jerarquización que responde a un orden de perfección. El arte como el conocimiento arranca de la sensibilidad y es por ende que difícil mente podríamos encontrar producción artística que carezca de vivencia y aun así, dentro de el ámbito de estas podemos jerarquizar su perfección, de tal modo que una obra que se trabaja caprichosamente con vistas a solo “verse bien” carecerá de un sentido de vivencia alto”, el sacrificio de los elementos expresivos, por la simple armonía visual, anula el sentido que podría tener de “vivencia” para dotarla de una intención caprichosa que inventa al calor de la simple imaginación.
Así podríamos matizar estas distinciones con diversos ejemplos, pasando por el caso de la vivencia secundaria (trabajar con lo que no se ha experimentado directamente y que aun así forma parte de la experiencia vivencial) hasta llegar al rubro mas elevado: la expresión pura de la vivencia pura. Es aquí donde se sitúa la obra de Galán. El autor nos brinda un trabajo pictórico que palpita y sangra por cada poro del lienzo, que llora y arrastra nuestros espíritus contemplativos al ritmo del mar emotivo de sus pinceladas y logra esto porque la temática y sus materiales están ensamblados en un solo punto: la vivencia subjetiva del artista que se objetiva en el fuero de la conciencia del espectador. Las imágenes y las intenciones que emplea Galán en sus trabajos los posee de manera más perfecta ya que son recogidos de sus vivencias y son comprendidos en el mismo proceso creativo. Es una acción edificante que parte del uso de la vivencia propia y culmina en la comprensión plasmada en trabajo creativo.
Así como el concepto tiene correlato con la realidad, la obra expresada tiene correlato con la vivencia del autor, dando coherencia y perfección al la obra artística. Un artista que no trabaja y cuida su vivencia genera un arte muerto, analogable al “flaltus bochis” de Guillermo de Ockam.
El trabajo de Julio Galán es un grito lleno de vitalidad que hace de su obra un estandarte de dolor y paradójica alegría, y al ojo del artista joven, la mayor inspiración para la búsqueda de una verdadera y por encima de todo
vívida expresión artística.

No hay comentarios: